Lo que sigue es un fragmento de un artículo que publiqué hace años y que hoy me apetecía recuperar. Se publicó (en catalán) en 2005 en el Diari de la Pau, una publicación semanal impulsada por periodistas en contra de las guerras del golfo, agrupados en la asociación Fora de Quadre.
Y, para ilustrarlo, una foto de mi amigo Mathias.
Es el año 1987 en Guatemala. Los pulmones de Mario Lucas pasan factura tras demasiados años de tabaco y el líder guerrillero ingresa al hospital. Es la época del regreso; comunidades indígenas nuevamente organizadas retornan despacio a su país – que no a sus tierras- e intentan empezar de nuevo, dejando atrás 36 años de guerra y 15 años de exilio en México. El guerrillero ingresa al hospital y le operan. Los hijos y la mujer esperan hasta recibir la buena noticia: la operación ha sido un éxito. Alberto y Santiago entran a ver a su padre; tiene buen aspecto e incluso bromea. Entonces entra un médico, los parientes los dejan solos. Repentinamente, Lucas Lima muere. Jamás se vuelve a saber nada del médico; el hospital no lo reconoce y nadie lo busca. En Guatemala no se busca porque se encuentra demasiado y no conviene encontrar porque se debe callar. Punto y final.
– Mario Lucas es un nombre falso. La historia no-